Cuento corto

Érase una vez en un barrio de la costa cinco universitarias caminando con protector solar en su piel, con gafas grandes, de las que están de moda.
También érase una vez una chica de la calle de la misma edad de las universitarias, con dos niños a cuestas y uno por venir, juntando cartones para poder sobrevivir.
Sin olvidar que también érase una vez, un novio engañado por su novia un poco mas chico que las universitaria, que la cartonera y mas grandes que los chicos que lleva colgados y uno por venir esta ultima nombrada, a punto de colgarse del ventilador de su pieza.
Sin olvidarnos que a su vez érase en ese barrio una abuela que espiando por la ventana si alguno de sus nietos se vuelve a acordar de ella antes de su fin.
Y no nos olvidemos de que también érase para ese borracho, ese que esta desparramado en el banco en el mismo instante donde cruzan las universitarias, donde la cartonera junta sus cartones, donde el novio con el corazón roto prepara la soga para el fin, donde la abuela mira enfrente de la plaza para ver si algún nieto la recuerda, donde yo sentado en un banco miro toda esta situación que no es agradable y que no hubiese querido ver. En fin érase también mi vida, sentado y esperando que mi hermana salga de la heladería, donde compro los dos helados que comeremos y digeriremos después.